viernes, 16 de marzo de 2007

El Universitario en la Lucha de Clases

Jueves 15 de Marzo
9:00 a.m.

Entender el carácter de La Universidad, en la lucha de clases, es determinante para no pensar, que sus integrantes pueden ser los gestores de una explosión social y menos de una Revolución Proletaria. Cuando estas “explosiones” suceden, su impacto a lo mucho, hace vibrar las paredes del campus universitario, pues sus demandas en muchas de las veces son originadas, cuando afectan la posibilidad de convertirse en futuros profesionales de éxito o la tornan más costosa, como ejemplo: Las luchas por comedor gratuito, por la gratuidad de la enseñanza, es decir cuando afectan sus intereses. ¿Acaso en los últimos años se ha escuchado algún pronunciamiento de sus representantes ante órganos de gobierno: Por las matanzas de líderes sindicales, atropellos contra los derechos laborales por las transnacionales y demás medidas neoliberales del Gobierno de turno, lacayo del Imperialismo? Nunca. Por lo tanto, caer en estas “explosiones universitarias” y pensar que pueden ser direccionadas, se aleja de todo tipo de lógica marxista.

Para entender el rol del Universitario, se debe analizar en primer lugar, el contexto en el cual se da su formación, es decir, el campo democrático, para luego deducir las implicancias conceptuales y motivacionales, que conducen su actuar en el marco de la lucha clacial.

Las implicancias, las desprendemos de la relación existente entre los objetos a analizar: Universidad-Industria y Universitario-Obrero, y de éstos en un marco de interacción global. En la Universidad, el egresado ha sido formado como apoyo técnico a la industria, en otras palabras: para servir; pero su carácter servil, no lo iguala a un obrero haciéndolo su aliado, sino por el contrario, lo convierte en su enemigo, ya que en el sistema capitalista, quien tiene el “conocimiento”, tiene el “poder”. Tecnocratismo que determina al Universitario, más a la Derecha que a su Izquierda.

Esta imagen “servil” del profesional –pues no tiene un mercado laboral rentable y menos la posibilidad de industrializar- genera la confusión dentro de quienes piensan ver allí, al aliado del obrero. Dándole la oportunidad de que entre a sus filas, gane la simpatía de la clase y asuma la dirección ésta, porque para eso la sociedad “los instruye”, “para servir a los intereses del Pueblo”. Así, es como la Burguesía ha conseguido una vía más para controlar y detener los 3 objetivos urgentes, de clara orientación clasista, contenidas en el manifiesto comunista:
1) La constitución del Proletario en Clase.
2) Derrocamiento de la dominación Burguesa.
3) Conquista del Poder Político por el proletariado.
Todo sintetizado en una fórmula única: La abolición de la Propiedad Privada. Objetivo que no será cumplido por aspirantes a la burguesía. Pues el Tecnocratismo, es la brecha que el Imperialismo ha creado para seguir manteniendo su régimen de opresión y dominio sobre las masas.

Ellos están determinados por el anhelo pequeño burgués, pues tienen en error de origen, y las medidas de alternativa de solución que han logrado construir dentro La Universidad, es la misma que El Sistema ha facilitado al Capitalismo para aplacar el descontento de las masas, en nombre de la Democracia. Aclarando siempre, que Democracia es Libertad, pero Libertad no es Democracia; por lo tanto, no puede ser ejercida para destruir el sistema, pues escapa de la democracia y como tal debe ser sancionada.

De esa manera, la oportunidad, como producto de las condiciones materiales y sociales, se vuelve esclavitud dentro de un régimen democrático, pues no debemos obedecer nuestra conciencia sino en la medida que sea producto de aspectos subjetivos formados y adoptados, de la educación cultural importada –la dictada en las universidades- de países “civilizados”.

La Democracia por lo expuesto, no ofrece Libertad, pues ésta es sólo el reflejo de la oportunidad económica –el proletario no puede elegir-, lo que sólo puede ser contrarrestado con la socialización de los medios de producción, que por ahora están en manos de la clase burguesa dominante. Arriesgarse a la democracia entonces, es buscar la armonía y el bienestar del monopolio político.

Esta constatación se muestra en las relaciones económicas internacionales con el Imperialismo. El cual a través de su poder económico, busca controlar la economía mundial. Los empréstitos son una de las formas de dominación. Inversión condicionada a mejorar la estructura urbana: colegios, hospitales, pistas, etc. Inversión focalizada al “PUEBLO”, sin distinción entre pobres, pobres extremos, clase media y ricos. Creando un distractor – el crecimiento urbano- que nos lo haga pensar en su calidad de vida. Mano de obra barata que la inversión extranjera no esta dispuesta a perder por solidaridad con los países subdesarrollados. Esta inversión pasa a ser con el tiempo, la cadena de la democracia imperialista a los países subdesarrollados, pues no permite que estos se adapten a la era de la energía, la técnica y el desarrollo. Además que sus préstamos desmesurados, tienen un alza constante de intereses, con el agravante de la mala utilización de los préstamos, en proyectos no rentables, por las condiciones impuestas; entre otros factores. De esta manera es que se teje la influencia sobre el órgano estatal –donde el gobernante elegido por “democracia popular”, se vuelca contra sus gobernados, pues es fiel sirviente del Imperialismo-, clara manifestación de cómo el poder económico del Imperio se convierte en los tentáculos que dirigen el poder político en el mundo.

La Libertad –tan usada por la Burguesía al referirse a la democracia – se convierte en la única forma de mantener el régimen capitalista salvaje, en sus consecuencias sociales, económicas, políticas y culturales. Como dice Eduardo Galeano en las “Venas Abiertas de América Latina”, “Arrastrando a la Industrialización dependiente, donde la riqueza que genera no irradia en las demandas de clase ni en el país entero y menos sobre la sociedad entera, sino que consolida los desniveles e incluso los profundiza”, porque son los estratos más altos de la pirámide mundial, los que en complicidad con los tecnócratas – egresados lacayos de la universidad de tinte individualista- recogen los frutos de la explotación del sistema capitalista, dejando al obrero – mano de obra directa-, famélico, aún en los aumentos de la productividad y el crecimiento industrial.
Marco Chereque Pretel

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