miércoles, 7 de septiembre de 2016

Bienvenido Libertador !


Escrito por: Marco Chereque ( Click aquí para visitar mi fanspage )


San Martín nació el 25 de febrero de 1778 en el pueblo de Yapeyu- Argentina. Desde muy corta edad dio comienzo a su vocación de militar. En África contra los moros a los 15 años; en España contra los franceses que amenazaban con su invasión; a los 19 años contra Inglaterra en el combate naval del Cabo San Valentín; y así en innumerables batallas en las que observaba, estudiaba y aprendía.

En 1808, San Martín estaba ya afiliado a la logia secreta “Sociedad Lautaro”, vinculada a la “Gran Reunión Americana” que en Londres había fundado Miranda.

En 1811, estando San Martín en Londres, se pone en contacto con otros sudamericanos de esta logia, en la cual también jura Bolívar ese mismo año antes de regresar a Venezuela con Miranda.

Posteriormente San Martín se embarca a Buenos Aires llegando el 09 de Marzo de 1812, donde para dar cohesión a los trabajos dispersos de la revolución argentina funda siguiendo el modelo de Miranda la “Logia Lautaro”, formando parte de ella los más distinguidos líderes de la revolución.

Convertido en General en Jefe del Ejército del Norte en Tucumán en el año 1813, hace frente a los avances de Pezuela, quien luego de ser derrotado en Salta; y ante la caída de Montevideo, plaza fuerte en poder de los españoles, bajo la administración del ejército argentino (16 de Mayo de 1814), Pezuela opta por retirarse de la frontera de Salta.

En 1816, la revolución de la América española estaba vencida en todas partes, menos en Buenos Aires. Buenos Aires era el único lugar en donde la revolución no tenía enemigos que combatir dentro de sus fronteras, pero si se encontraba acechada por dos poderosos ejércitos, uno desde Chile, y otro desde el Alto Perú, ambos dirigidos por el Virrey del Perú.

San Martín percibiendo bien esta amenaza comprende que su patria no estará libre sino vence también estas amenazas realistas, trazando para tal efecto su “Plan Continental”, que consistía en atravesar los Andes, y luego, libertando a Chile, avanzar hacia Perú por mar. Con este plan la guerra por la independencia de América entraba en su etapa definitiva.

Formada la escuadra libertadora y el ejército libertador, y preparado el terreno por los patriotas peruanos, el 18 de agosto de 1820, entre aplausos de la multitud, comenzó a embarcarse en Valparaiso el “Ejercito Libertador del Perú”.

Un día como hoy, 07 de Septiembre de 1820, la expedición se encontraba a la vista de las costas de Pisco, en la Bahía de Paracas. Al llegar San Martín a Pisco, el Virrey Pezuela se encontraba haciendo los preparativos para jurar el 15 de Septiembre la Constitución Española de 1812. El desembarco sorprendió al Virrey, por lo que optó entonces por utilizar los procedimientos diplomáticos para detener a San Martín.

¿Sabes que procedimiento fue éste? , pues te invito a repasar nuestra historia y relatarnos los siguientes sucesos al desembarco de San Martín, y los acontecimientos favorables que obtuvo.

Bienvenido Libertador.


martes, 12 de julio de 2016

UN BICENTENARIO SIN GENERACIÓN Y SIN CONTENIDO.






Al estudiar la historia de las ideas en el Perú contemporáneo; tenemos que la primera corriente hacia 1860, fue el Positivismo, entre ellas, el Kantismo. A más de 150 años, los mecanismos de permeabilidad del pensamiento en nuestra dinámica social, se han reducido a replicar -más que modelos sistémicos- modos de vida europea ajenos al progreso de nuestras identidades, modalidad bajo la cual, se omite el proceso de acoplar a nuestro contexto social el conocimiento externo, por la de exportar el  “progreso social” mismo con valores y patrones correspondientes a la cultura y desarrollo occidental.

Esto se evidencia en la actualidad, en la ausencia de ciudadanos, que se reclamen así mismos, discípulos, seguidores, o partidarios de teoría alguna. Es decir, no hay figuras que reivindiquen la vigencia de nuevas ideas, ni doctrinas que invadan al periodismo, la política y la vida misma. Esto hace presumir, el ocaso del pensamiento en la generación del bicentenario. Coexistentes que han roto con la continuidad de una tradición filosófica cuyo eje central era el Perú, su construcción, su identidad.

El Perú, creación del heroísmo político y filosófico de su pueblo, no tiene ya, quien defienda y propague una lucha tenaz por reafirmar lo autóctono con obras y debates con las que se aporten vitalidad al debate ideológico como sucedió hasta 1990; es decir, hasta la irrupción de sendero, la implementación de la Reaganomics y la caída del muro del Berlín en el contexto internacional.

Las instituciones universitarias, también, cíclicamente han retornado a su pristino oscurantismo, pues no cuentan con ambientes que promuevan el arte, la literatura y las humanidades en general; ni cultores que cumplan la función de absorción e irradiación de las inquietudes filosóficas y políticas a nuestra poblacion. Un último esfuerzo de esta conexión del pensamiento con la realidad nacional, estuvo constituida en La Literatura, contra el academicismo hispano: en el Grupo Colonida. En la Historia, contra la visión de la independencia de Mariano Felipe Paz Soldán y de Emilio Vargas: La Generación del Centenario. Y en el ambiente poético de variopintos intelectuales en Trujillo: En el Grupo Norte. Después de ellos, existe absoluto silencio en el deseo de reivindicar nuestra identidad.

Es necesario, pues, que los elementos que representen un ideal, en la joven generación a la que pertenezco, se de cuenta de la misión que le corresponden en esta época. En nuestra historia,  nos arrancaron una primera vez de esta consolidación cultural con la conquista española, colocándonos como eje central de la discusión a la cultura occidental; posteriormente, hemos tenido un segundo arrebatamiento con la irrupción de sendero, quienes le quitaron a nuestro pueblo la posibilidad de participar en el forjamiento de su horizonte histórico. Es decir, primero tuvimos una injerencia externa en este quiebre hacia el ocaso, luego interna, por Sendero; pero ahora,  no hay injerencia alguna, hay inacción, desinterés, desvinculación con nuestra necesidad contemporanea. El desafío es grande, y el Perú es una nación de pueblos valientes. Como diría Valdelomar en 1918 a los obreros de Paita: “El Perú, queridos obreros, no podrá levantarse de entre sus ruinas, mientras sus hijos sean hombres sin voluntad, sin carácter, sin patriotismo, sin unión y sin entusiasmo”, así mismo yo les afirmo hermanos, nosotros somos los hijos de ese Perú convaleciente, y no habrá bicentenario con contenido libertario, sino levantamos la voluntad, forjamos carácter, y luchamos con heroísmo, unidos y con entusiasmo, por ese horizonte histórico distinto para cada nación  pero convergente a la vez, por ese contrato social para cada comunidad cuyas libertades para convivir sólo serán legitimas cuando estén suscritas bajo la plena conciencia de un acervo cultural diverso y principista. Sólo con esta tarea, podremos hablar con orgullo que formamos parte de una generación que dejo huella en su paso por la historia.

En sintesis, ha llegado el momento de repensar nuestra tradición frente a la formas de pensamiento y proyectos políticos que han dirigido nuestra conciencia y vida  durante toda la vida republicana. Y no sólo pensar. Sustentar las bases, ademas, para un nuevo ordenamiento social y político. Para un nuevo Plan para el Perú.





miércoles, 22 de junio de 2016

El Círculo Vicioso de la Revocatoria en una Democracia Debilitada



“El que cree que cuesta caro un profesional, no sabe lo caro que cuesta un incompetente”. Con esta frase se da inicio al proceso de revocatoria del Alcalde de Trujillo: Elidio Espinoza y a 4 de sus regidores. Sin embargo esta frase me preocupa pues da la sensación de que una gestión municipal sólo depende de un individuo, por tal motivo, si es competente habrá una buena gestión, si no es competente habrán costos políticos, sociales y económicos que asumir. Olvidando en todo momento que las elecciones deben estar centradas en los planes de gobierno y en el equipo técnico que acompaña a la autoridad política que aspira a un cargo de representación popular.

Cierto es también, que el ejercicio de la función municipal implica un conocimiento y manejo efectivo de las políticas gubernamentales, configurando éstas, rutas de acción pública con impacto social. La solución de los problemas de la sociedad y el mejoramiento en el acceso a los servicios públicos deberían ser su objetivo. Sin embargo,   la política ha dejado de ser un método para alcanzar estos fines y ha tomado forma de un ejercicio descontrolado para acceder al poder. Esta anomia tiene como uno de sus ejes la falta de cultura de participación democrática del ciudadano. El ciudadano, según sus derechos políticos, tiene la facultad de participar en los asuntos públicos mediante referéndum, iniciativas legislativas, remoción o revocación de autoridades, entre otros derechos amparados por la constitución y normas legales. En la práctica, estos derechos solo son movidos en la ciudadanía de una circunscripción territorial, cuando algún político los induce bajo un fundamento que nadie conoce mientras el ciudadano sólo firma un planillón según su sensación de satisfacción en torno a una gestión o en su defecto por persuasión.

Esta sensación existe, y es un indicador de que algo anda mal en las gestiones municipales, y algo se debe hacer, pero eso no necesariamente se resuelve en buscar culpables y sacarlos del cargo. El problema es mucho más grande y tiene que ver con la falta de técnicos, de políticos de formación, aliados sociales, empresarios y ciudadanos que se comprometan e involucren a la construcción de un modelo de ciudad que genere una mejor calidad de vida. La insatisfacción es una constante en nuestra debilitada democracia. La historia electoral de nuestro país registra que el 23 de noviembre de 1997 fue la primera vez que se ejerció en el Perú este derecho de control ciudadano, y hoy estaríamos viviendo  el inicio de la novena consulta popular. Lo curioso es que en este proceso el Perú tiene un record mundial, en 19 años, 4671 autoridades han sido sometidas a consulta popular, de las cuales han sido revocadas 1485 autoridades, entre alcaldes provinciales y distritales y regidores. En Colombia hasta el 2013 han habido 33 procesos de referéndum, en Ecuador el número es de 78 consultas populares, en Venezuela únicamente 10; mientras que en Bolivia no se han dado casos de autoridades revocadas, lo que nos pone a la cabeza de los países con el sistema de gobiernos más inestables.

En La Libertad en el año 2012, hemos sido la sexta región con más solicitudes para realizar consultas de revocatoria. Fueron 80 kits electorales los que se adquirieron: 14 a nivel de provincias, 65 a nivel distrital y uno a nivel regional. A la fecha vemos el inicio de una nueva consulta, pero no hemos visto ninguna iniciativa para mejorar el nivel de educación política en la elección de autoridades de representación, ni tampoco un trabajo de los movimientos o partidos por mejorar la calidad de sus cuadros políticos y técnicos.


Esta falta de cuadros técnicos, también se evidencia en la inversión municipal. Según el Ministerio de Economía y finanza; en la Libertad, en este primer semestre del año 2016 sólo se llega a un 32.8%, esto demuestra claramente la escaza o casi nula capacidad de gasto que registran las gestiones ediles distritales y provinciales en su ejecución presupuestal; concluyendo en que todas las municipalidades no tienen una eficiente capacidad de gestión y por tanto deberían, en esta lógica, todas ser factibles de revocatoria.

Demostramos así que la revocatoria, no va a contribuir a cumplir ningún objetivo en las soluciones álgidas que aquejan a las gestiones ediles. Por el contrario, tal y como está diseñada, está orientada más a un efecto condenatorio no correctivo sobre una determinada autoridad, sin que en este proceso se evalué la problemática o insatisfacción de los servicios públicos, y tampoco se replanteen estrategias. Obedece así, a una sed de ajusticiamiento o castigo.  Es de observar que ahora con la última reforma, mediante la Ley 30315, Ley que modifica diversos artículos de la Ley 26300 -Ley de los derechos de participación y control ciudadanos - publicada en el diario Oficial El Peruano el 07/04/2015, en su Artículo 24 establece: “Culminada la consulta popular y obteniéndose la revocatoria de la autoridad, no se realizan nuevas elecciones, sino el JNE procede a entregar credenciales al reemplazante para que complete el mandato de las autoridades revocadas”. Es decir, no hay ningún cambio con la revocatoria, le sucede un miembro de su misma organización del cual no se garantiza mayor idoneidad en las funciones públicas a asumir.

También hay un factor político que analizar que no ayudará a contribuir la mejora de este mecanismo de participación, y es que una cosa es la finalidad de la revocatoria, y otra la finalidad de los revocadores. Se debería desplegar junto a este esfuerzo, si la intención de la revocatoria es una preocupación sincera por el desarrollo de nuestro ámbito territorial,  acciones de sensibilización a la ciudadanía en el mecanismo de rendición de cuentas, en la participación del presupuesto público, y sobre todo en los criterios que deberían acompañar al ejercicio democrático de la elección de autoridades, sólo de esta manera, nos evitaremos el esfuerzo y tiempo de vernos envueltos cada periodo municipal en constantes arrepentimientos que devendrán como única solución en el circulo vicioso de cortar la continuidad de una gestión sin garantías de que el reemplazante  sea más idóneo,  debido a que es parte del equipo de gestión del revocado.

Pero lo fundamental aquí, es darle sentido a la norma, que al tener efectos condenatorios debería tener subsecuentemente el derecho del probable revocado a su derecho a defensa y a una segunda oportunidad, y si no enmienda las causales por las que se solicita la consulta de revocatoria, su procedencia. De esta manera nos encontraremos con un gobierno abierto al diálogo y a la participación de una ciudadanía responsable, fiscalizadora y con capacidad de negociar el desarrollo sostenible de su comunidad.


miércoles, 8 de junio de 2016

EL RETO DE TODOS LOS PERUANOS AL BICENTENARIO

Por Marco Chereque (Click para acceder al fanspage)


La democracia, sobre la cual hay bastantes y extensas definiciones, también implica esencialmente la acción de la opinión pública en la dirección del Estado, o dicho de otra manera en la determinación de las políticas públicas y económicas, y esta forma de participación social en los destino del país no existe arraigadamente en la conciencia social de la población nacional, y esto se debe en gran medida  a que los planes de gobierno y discursos técnicos no están hechos para el ciudadano común, han hecho del interés común cifras y descripciones ampulosas que han conducido a que el elector solo se fije en gestos, poses y actitudes vacías de quienes aspiran a manejar los destinos de nuestra nación.  Esta es la mayor irresponsabilidad y la real causa del apoyo mayoritario al populismo y a las campañas sin criterio ético y técnico, responsabilidad de los partidos y sus militantes, y no sólo de la posición en campaña de tal o cual candidato, como se pretende justificarse. La democracia aun así con estas malformaciones, convaleciente y maniatada, ha sido rescatada de su inevitable muerte en el reino de las sombras.

La batalla de los antis esta finalmente a punto de terminar aunque le democracia va a tener una ardua lucha aun para sobreponerse de toda vulneración y humillación a la que ha estado sometida. Pero como en toda batalla, también hay costos y ruinas que se deben levantar.

Un análisis de los costos y las condiciones sociales en las que ha quedado el país luego de estas elecciones, implica como método seccionar al proceso en dos etapas:

1.- La Campaña electoral en sí, y
2.- El escenario postelectoral

Ubicados en este momento en el centro de este proceso, urge resaltar ciertos sucesos de la primera vuelta que nos permita construir los retos que se avecinan al nuevo periodo presidencial, cuya particularidad es estar a portas del bicentenario.

Sobre la primera etapa o campaña electoral, hay ya muchas anécdotas e información, por lo que empezaré por identificar el estado de ánimo o el pulso social al inicio del escenario postelectoral, para entender la necesidad de asumir los retos al bicentenario como una necesidad nacional; sucede, que luego de toda campaña, un fenómeno muy particular deviene en la sociedad en general, y es la: “Desidia Post electoral” la que arrastra consigo como consecuencia directa la política de la impunidad. La Desidia Post Electoral es la actitud general, el desinterés por las tomas de decisiones en los poderes del Estado, y decimos que genera impunidad porque los actos a fiscalizar y denunciar (que son los datos que se evidenciaron en la campaña electoral y con anterioridad) como el Caso Chlimper, Caso Joaquín Ramírez, Plagios de Acuña, etc., quedan sometidos al voto, al cálculo político y a las negociaciones y acuerdos bajo mesa. Desplazar esta actitud es uno de los retos que deben ser paradigma de acción al 2021.

En lo que respecta a evaluar las condiciones en las que quedo el país. La primera vuelta es un gran indicador pues allí ya se ha definido el predominio de Fuerza Popular en el Poder Legislativo y la tendencia que seguirá en políticas económicas y sociales este nuevo periodo, en el que además si persisten frases como las de Pedro Spadaro: “El Congreso ya sabemos de quien es”, tendrá como correlativo la peremnización del anti. Por tanto, esta conformación del Poder Legislativo y su actitud prepotente y provocadora debido a su amplia mayoría, hacen previsible los lineamientos de la agenda político-económica del próximo quinquenio.

Estando así la conformación del poder en la administración pública, el reto al bicentenario en esta etapa pos electoral hace necesaria incidir en los siguientes puntos.

1)      Fortalecer el rol de la ciudadanía en los ejercicios democráticos de la nación.
2)      Mayor vínculo de los Partidos Políticos en la educación de la población en general para una eficaz participación en los procesos electorales que resguarde la democracia como modelo participativo consiente.
3)      La reconciliación – no sólo política sino sobretodo social- pues en un estado plurinacional como el nuestro, no saber leer e interpretar los resultados electorales como una demanda de cambio por parte del Sur y Selva del País, e interpretarlo solamente como una obediencia al llamado antikeiko por parte delos candidatos, significaría ignorar el descontento social que origina los conflictos  y los deseos separatistas, y por último
4)      El diálogo abierto y sincero de las fuerzas políticas en cargos de representación nacional más allá de las fronteras partidarias, esto se expresaría como la construcción de una agenda nacional de propuestas viables y prioritarias para el desarrollo económico y la inclusión social de todos los peruanos.


Éste, es el reto para llegar con buen pie al Bicentenario, reivindicando nuestro espíritu libertario e independentista , pero esta vez de los males que han venido aquejando a nuestro Perú durante los primeros cien años de vida republicana.  ¡Viva el Perú!







domingo, 8 de mayo de 2016

CIUDADANIA Y PODER, LA POLÍTICA DEL S. XXI



Por: Marco Chereque Pretel

En la Antigua Grecia, el ser un ciudadano era un privilegio y una función. Es decir, tal y cual gaseosamente hoy consideramos como derechos y obligaciones. Este privilegio tiene su origen en la influencia y la orientación que determinaba en el campo filosófico, político, moral y artístico, la ciudad. El griego era ante todo un ciudadano, era lo que su papel cívico le imponía, y todas sus actividades, iban orientadas a edificar su civilización, embellecerla bajo el arte, reflexionarla y mejorarla mediante las especulaciones filosóficas, y celebrarla mediante
sus actividades literarias y teatrales.

Esto era así, porque como contrapeso a este valor, se encontraba la institución de la esclavitud, condición social que nunca fue puesta en duda, y que a pesar de las escuelas que proclamaban la igualdad moral de los hombres, como el epicureísmo y el estoicismo, era considerado como un dato natural que se utilizaba sin discutir. Institución natural según Aristóteles, pero que nos ayuda a comprender , por qué un ciudadano , aun siendo el más pobre, se sentía privilegiado de serlo y de ejercerlo, pues como ya hicimos mención , la condición de ciudadano era una función que atribuía obligaciones para la conservación de  la sociedad civilizada.

En la actualidad, la esclavitud moderna, se llama capitalismo, “y la más efectiva subyugación y destrucción del hombre por el hombre se desarrolla en la cumbre de la civilización, cuando los logros materiales e intelectuales de la humanidad parecen permitir la creación de un mundo verdaderamente libre”[1] . En ella encontramos que el hombre ha perdido su identidad como ciudadano y ha pasado a ser un objeto subordinado a la disciplina del capital, generar riqueza para sí o para otros, es el fin último del individuo sin la sociedad.

Esta paradoja de progreso técnico y científico , y a la par desarrollo de la esclavitud moderna, ha generado también la reproducción y tecnificación de su condición social  más favorable, que es la mecanización del individuo, la misma que como en La República de Platon, la ciudad justa buscaba ciudadanos justos; esta ciudad moderna,  como condición social, ha generado individuos como fuerza de trabajo pero sin que se asuman como esclavos del sistema , porque caso contrario la condición de ciudadanos libres que nos irroga la contemporaneidad, nos obligaría a asumir mayores compromisos y obligaciones frente a los que mecanizan su vida como obreros del capital.

En síntesis, la ciudadanía exige al individuo como habitante de la ciudad, que se genere compromisos con su comunidad, y obre para su bien y para el bien común, pues la problemática social o de la ciudad, deberían ser una preocupación constante para todos sus habitantes. Esa preocupación por la condición de ciudadano es indelegable, lo que obliga a no absolutizar la facultad electoral para depositar en cada periodo, el poder y responsabilidad en terceros, anulando por todo un periodo nuestra libertad para mecanizarnos por un lustro en el empobrecimiento mental de la cotidianeidad.  Para lograr este compromiso, es de primordial necesidad, desmitificar la libertad, y asumir una ciudadanía responsable como seres sociales en una unidad territorial que merece ser rescata de la alienación cultural en la que nos encontramos inmersos. La ciudadanía debe volverse un principio y y leit motiv de todo nuestro actuar y pensar,   ese es el actual reto de nuestra generación a portas del bicentenario de nuestra inconclusa independencia.  Ese es el reto de nuestro siglo, del Siglo XXI.














[1] Eros y Civilización, Herbert Marcuse, Edit Six Barral, Pag 18 , España - 1971