miércoles, 22 de junio de 2016

El Círculo Vicioso de la Revocatoria en una Democracia Debilitada



“El que cree que cuesta caro un profesional, no sabe lo caro que cuesta un incompetente”. Con esta frase se da inicio al proceso de revocatoria del Alcalde de Trujillo: Elidio Espinoza y a 4 de sus regidores. Sin embargo esta frase me preocupa pues da la sensación de que una gestión municipal sólo depende de un individuo, por tal motivo, si es competente habrá una buena gestión, si no es competente habrán costos políticos, sociales y económicos que asumir. Olvidando en todo momento que las elecciones deben estar centradas en los planes de gobierno y en el equipo técnico que acompaña a la autoridad política que aspira a un cargo de representación popular.

Cierto es también, que el ejercicio de la función municipal implica un conocimiento y manejo efectivo de las políticas gubernamentales, configurando éstas, rutas de acción pública con impacto social. La solución de los problemas de la sociedad y el mejoramiento en el acceso a los servicios públicos deberían ser su objetivo. Sin embargo,   la política ha dejado de ser un método para alcanzar estos fines y ha tomado forma de un ejercicio descontrolado para acceder al poder. Esta anomia tiene como uno de sus ejes la falta de cultura de participación democrática del ciudadano. El ciudadano, según sus derechos políticos, tiene la facultad de participar en los asuntos públicos mediante referéndum, iniciativas legislativas, remoción o revocación de autoridades, entre otros derechos amparados por la constitución y normas legales. En la práctica, estos derechos solo son movidos en la ciudadanía de una circunscripción territorial, cuando algún político los induce bajo un fundamento que nadie conoce mientras el ciudadano sólo firma un planillón según su sensación de satisfacción en torno a una gestión o en su defecto por persuasión.

Esta sensación existe, y es un indicador de que algo anda mal en las gestiones municipales, y algo se debe hacer, pero eso no necesariamente se resuelve en buscar culpables y sacarlos del cargo. El problema es mucho más grande y tiene que ver con la falta de técnicos, de políticos de formación, aliados sociales, empresarios y ciudadanos que se comprometan e involucren a la construcción de un modelo de ciudad que genere una mejor calidad de vida. La insatisfacción es una constante en nuestra debilitada democracia. La historia electoral de nuestro país registra que el 23 de noviembre de 1997 fue la primera vez que se ejerció en el Perú este derecho de control ciudadano, y hoy estaríamos viviendo  el inicio de la novena consulta popular. Lo curioso es que en este proceso el Perú tiene un record mundial, en 19 años, 4671 autoridades han sido sometidas a consulta popular, de las cuales han sido revocadas 1485 autoridades, entre alcaldes provinciales y distritales y regidores. En Colombia hasta el 2013 han habido 33 procesos de referéndum, en Ecuador el número es de 78 consultas populares, en Venezuela únicamente 10; mientras que en Bolivia no se han dado casos de autoridades revocadas, lo que nos pone a la cabeza de los países con el sistema de gobiernos más inestables.

En La Libertad en el año 2012, hemos sido la sexta región con más solicitudes para realizar consultas de revocatoria. Fueron 80 kits electorales los que se adquirieron: 14 a nivel de provincias, 65 a nivel distrital y uno a nivel regional. A la fecha vemos el inicio de una nueva consulta, pero no hemos visto ninguna iniciativa para mejorar el nivel de educación política en la elección de autoridades de representación, ni tampoco un trabajo de los movimientos o partidos por mejorar la calidad de sus cuadros políticos y técnicos.


Esta falta de cuadros técnicos, también se evidencia en la inversión municipal. Según el Ministerio de Economía y finanza; en la Libertad, en este primer semestre del año 2016 sólo se llega a un 32.8%, esto demuestra claramente la escaza o casi nula capacidad de gasto que registran las gestiones ediles distritales y provinciales en su ejecución presupuestal; concluyendo en que todas las municipalidades no tienen una eficiente capacidad de gestión y por tanto deberían, en esta lógica, todas ser factibles de revocatoria.

Demostramos así que la revocatoria, no va a contribuir a cumplir ningún objetivo en las soluciones álgidas que aquejan a las gestiones ediles. Por el contrario, tal y como está diseñada, está orientada más a un efecto condenatorio no correctivo sobre una determinada autoridad, sin que en este proceso se evalué la problemática o insatisfacción de los servicios públicos, y tampoco se replanteen estrategias. Obedece así, a una sed de ajusticiamiento o castigo.  Es de observar que ahora con la última reforma, mediante la Ley 30315, Ley que modifica diversos artículos de la Ley 26300 -Ley de los derechos de participación y control ciudadanos - publicada en el diario Oficial El Peruano el 07/04/2015, en su Artículo 24 establece: “Culminada la consulta popular y obteniéndose la revocatoria de la autoridad, no se realizan nuevas elecciones, sino el JNE procede a entregar credenciales al reemplazante para que complete el mandato de las autoridades revocadas”. Es decir, no hay ningún cambio con la revocatoria, le sucede un miembro de su misma organización del cual no se garantiza mayor idoneidad en las funciones públicas a asumir.

También hay un factor político que analizar que no ayudará a contribuir la mejora de este mecanismo de participación, y es que una cosa es la finalidad de la revocatoria, y otra la finalidad de los revocadores. Se debería desplegar junto a este esfuerzo, si la intención de la revocatoria es una preocupación sincera por el desarrollo de nuestro ámbito territorial,  acciones de sensibilización a la ciudadanía en el mecanismo de rendición de cuentas, en la participación del presupuesto público, y sobre todo en los criterios que deberían acompañar al ejercicio democrático de la elección de autoridades, sólo de esta manera, nos evitaremos el esfuerzo y tiempo de vernos envueltos cada periodo municipal en constantes arrepentimientos que devendrán como única solución en el circulo vicioso de cortar la continuidad de una gestión sin garantías de que el reemplazante  sea más idóneo,  debido a que es parte del equipo de gestión del revocado.

Pero lo fundamental aquí, es darle sentido a la norma, que al tener efectos condenatorios debería tener subsecuentemente el derecho del probable revocado a su derecho a defensa y a una segunda oportunidad, y si no enmienda las causales por las que se solicita la consulta de revocatoria, su procedencia. De esta manera nos encontraremos con un gobierno abierto al diálogo y a la participación de una ciudadanía responsable, fiscalizadora y con capacidad de negociar el desarrollo sostenible de su comunidad.


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